Hoy, la bodega cuenta con 400 hectáreas orgánicas certificadas entre sus fincas de Maipú y Santa Rosa. Una filosofía de respeto y cuidado de la tierra que ponen en práctica cada día. El 100% del agua que utilizan en el proceso de vinificación es procesada en su planta para tratamiento de efluentes y reutilizada en el riego de los viñedos. La conservación de la flora nativa funciona como corredor biológico, para evitar el aumento de las poblaciones de insectos que afectan al viñedo y el uso de pesticidas o herbicidas.

En Santa Julia creen que cada vino trasciende la botella y refleja la identidad del lugar e impronta de su gente. Por eso, desde sus inicios los Zuccardi impulsaron el desarrollo comunitario al crear 2 centros de costura para las esposas de los trabajadores, 2 jardines maternales, 1 CEN (programa de finalización del secundario), y centros deportivos y culturales abiertos tanto a los colaboradores como a familias de las comunidades cercanas.

Los vinos naturales se realizan respetando el proceso natural y con la menor intervención posible. Son aquellos que no tienen sulfitos añadidos, utilizan levaduras indígenas y no están filtrados, por lo que es imprescindible un riguroso cuidado de la uva desde el viñedo hasta su elaboración en bodega. “No hay posibilidad de hacer buenos vinos naturales sin ser excelentes desde el manejo en los viñedos hasta las prácticas en la bodega. Estos vinos, para lograr la calidad esperada, exigen mucho detalle en el cuidado y en la elaboración al quedar desprotegidos ante bacterias y oxidantes, pues no se añaden sulfitos”, detalla Rubén Ruffo, Gerente de Enología de Santa Julia.