A diferencia de lo que todos buscan cuando deciden desarrollar sus vidas dentro de los muros de un country privado, Cinthia Fernandez no estaría teniendo una vida muy pacífica en el que vive junto a sus hijas. Es que la panelista e influencer no pudo establecer buenos lazos de convivencia con sus vecinos con quienes no deja de tener problemas, de los orígenes más variados y diversos posibles. Incluso, el año pasado, acusó a sus linderos de haberle hecho brujerías, por lo que mostró en redes algunos rituales de limpieza que aparentemente le ayudarían a alejar las malas vibras.
En este contexto, hace casi un año, protagonizó un incidente en el que una noche un tanto confusa terminó rociando a un vecino con gas pimienta, porque, conforme ella misma se excuso luego “lo confundió con un maleante.” El conflicto traspaso la pelea verbal y se iniciaron acciones judiciales en su contra, en el marco de las cuales, debió ahora prestar declaración. Minutos antes de ingresar a prestar declaración, expresó ante la prensa: “Me vengo a defender, a contar lo que pasó, por eso estoy muy tranquila. No tengo que mentir como mintieron ellos.”
En relación al hecho, precisó: “Yo estaba en mi casa tranquila y vinieron a destrozar la puerta de mi casa. Obviamente, ante los hechos de inseguridad que transcurrían en el barrio dos meses antes, en donde, por ejemplo, entraron y maniataron a vecinos. Yo tuve que salir a la madrugada en el auto a resguardar a mis hijas porque estaban los chorros sueltos” y agregó: “Por supuesto pensaba que me estaban entrando a robar ¿qué pensas si ves cuatro-cinco personas vestidas de negro y encapuchados, de una altura considerable? y cómo dejaron la puerta, que las personas que van a mi casa la conocen, es de mucho grosor. Imaginate la fuerza que tenés que tener para dejarla como la dejaron.”
Finalmente aseguró: “Fui a buscar a la guardia de seguridad porque no venían. El problema es ese. La culpa de todo es de la guardia de seguridad”. Además, la mediática -con algo de conocimiento a partir de su vasta experiencia- sostuvo, con ironía, una hipótesis que aún no ha podido ser rebatida y es la de la inexistencia de prueba en su contra que la sitúe físicamente en el jardín vecino, donde según la declaración de sus denunciantes, ella se apersonó para rociar con gas pimienta a un número indeterminado de personas. Al respecto afirmó: “Si no, hubiese un video ¿No te parece raro que no haya un solo video mío en una fiesta de 100 personas?” Sentenció. Veremos quién paga los platos rotos (y los ojos inflamados).