La noticia de que la ex vedette y panelista se colocó un chip para retrasar el envejecimiento, recorrió los portales de noticias y vuelve a poner en el centro de la escena la conflictiva relación de los seres humanos con el paso del tiempo y sobre todo, la resistencia a la finitud.
La angustia por el devenir, es tan antigua como la existencia, el simple -e involuntario acto- de nacer, activa el temporizador que tarde o temprano hará sonar las campanas del fin del conteo. “Y de repente…ya no existía. En mitad de la vida estamos en la muerte”, describe magistralmente Joan Didion.
La mitología griega abordó este dilema a través de Cronos (que los Romanos rebautizaron como Saturno), el “Titán del Tiempo”, hijo de Urano a quien destronó para gobernar el mundo, se casó con Rea su hermana y desarrolló su propio conflicto con el paso del tiempo, con la paternidad. Cuando Rea comenzó a dar a luz, Cronos temió que sus hijos repliquen su historia, y es por eso que, frente a cada nacimiento se tragaba a sus hijos, para resguardar su permanencia en el poder.
Rea, cansada de la actitud de Cronos decidió dar a luz al último de sus hijos en una cueva secreta y al momento de hacer entrega del bebé a Cronos, le dio en su lugar piedras cubiertas en ropas, que el “Titán del Tiempo” ni siquiera examinó y ciegamente se tragó.
Esto permitió que el sobreviviente, creciera, más tarde derrocara a su padre y se erija en el dios de los dioses: Zeuz.
Quedan entonces en el tamiz del debate muchas aristas que, en este pantallazo repasaremos en general, pero que merecen un desarrollo particular y pormenorizado: el paso del tiempo y la finitud. Dos conceptos indefectiblemente entrelazados y frente a los cuales el ser humano libra una batalla inútil.
El chip antienvejecimiento, la medicina ortomolecular, la vida sana, el ejercicio, el manejo del stress, el ocio y la lista sigue… son todas herramientas válidas para vivir el tiempo que nos toque de la mejor manera posible, pero sin perder de vista que la finitud forma parte de la experiencia de la vida y es quizás lo que la hace tan especial, que no será para siempre.
En palabras de la genial Rosa Montero “Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina” en el medio tiempo entre esos dos hitos, bailemos como si nadie estuviera viendo.