DEPORTES

EL PELUQUERO DE LOS FUTBOLISTAS

De Excursionistas a Messi, Hugo "El tano" Del Casale conquistó la cabeza de todos.

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EL PELUQUERO DE LOS FUTBOLISTAS

Su nombres es Hugo Del Casale, pero todos lo conocen como "El Tano". En 1972 inauguró su peluquería Il Figaro, en avenida Lacroze y Charlone, donde se cortan desde chicos, hasta los más grandes. El Tano se convirtió en una celebridad de barrio en Colegiales, ganando admiración y respeto cada vez que desenfunda su navaja y despliega su arte. 
 

Como todo negocio familiar, un día su hijo Darío, que probó suerte con el fútbol en Lamadrid y luego en Excursionistas, debutó dentro de la peluquería. Su tarea era cortarle el pelo a los jubilados, "el público menos exigente", contó El tano. Aunque, él de lejos lo vigila y arregla algún descuido de su hijo Darío. Lo importante, es cuidar la reputación.

Y parece que su hijo traía suerte. Un día, llega Luciano "El Tirri" Giugno, se corta, le gusta, y vuelve. Se convierte en algo más que un cliente estable: el Tirri se transforma, prácticamente, en parte del mobiliario de la peluquería. Y llega, obsesivo y charleta, a cortarse seis días a la semana -y eso es porque un día de la semana Il Figaro cierra-. Es el primer famoso en llegar.

Mientras, Darío que ya no ataja, pero atrae futbolistas al local, logra el desembarco de Sebastián D'Angelo, arquero de Tigre.  Luego, un colega le pasa el dato a Sebastián Driussi, de River, coqueto y enfermo del cabello, y se hace Tano fan. Contagia su fiebre al resto de los jugadores y, en cuestión de meses, el Tano se convierte en el peluquero oficial de River. Lo consideran amuleto de buena suerte. Lo llevan hasta a las pretemporadas en Miami.

Los jugadores, ya no importa el equipo, hacen fila para poner la cabeza al servicio de Casale, al que llaman ya el Tano Figaro. Algunos, como el exdelantero de Racing, Gustavo Bou, se cortan cada tres días. Otros, como El Japo Rodríguez, de Tigre, cada vez que convierte un gol requiere servicios inmediatos de peluquería. 


                                   CONOCE SUS CLIENTES DE LUJO


La fama del Tano del Casale llegó a oídos de Leo Messi, que de paso en Argentina, previo al Mundial de Fútbol en Brasil, lo convocó a su departamento en Puerto Madero. El Tano metió en un bolso sus máquinas último modelo y partió hacia allí: la prueba de su vida. "Haceme el corte que quieras", le dijo Messi. "Confío en vos, Tano". Y Casale se puso creativo: le quitó el flequillo y le levantó el corte hacia delante. El resultado gustó tanto que Leo se lo replica una y otra vez, y junto con él, fanáticos de medio planeta.

Tan requeridos son sus servicios que el Tano mudó local, más amplio, a metros del original, ya que se niega a abrir sucursales para no perder el control personal de calidad. Hoy en día tiene 18 peluqueros a su servicio. Dice que no hay otra peluquería en Sudamérica con tanta clientela, staff y tijereteo. Atiende siempre de traje, camisa de punta en blanco, barba y cabellera milimétricamente acomodada, y chaleco con look de la vieja guardia.

Corta prácticamente en todos los clubes de Primera. Y hasta en 2018, de la mano del mediocampista Leandro Paredes -otro Tano fan-, le cortó al plantel completo de la selección. Por eso, ahora quiere transformarse en peluquero oficial de la selección argentina en ocasión de la Copa América. "Sería su sueño hecho realidad", dice.

En la actualidad, tiene su propia línea de productos para el pelo, con materia prima que trae de Estados Unidos y fórmula de laboratorio que él supervisa con obsesión de hormiga. Y hasta cuenta con su propio perfume.

Ahora, no solo trabajan Darío y papá Hugo, el fundador de todo. También ya hace carrera Diego, de 23, el propio hijo de Darío. La gente entra a chorros y solamente en Instagram 215.000 seguidores chusmean las tendencias y a las estrellas futboleras que entran y salen del Figaro, transformadas y lookeadas.