Nadie puede discutir que a sus 38 años, Roger Federer sigue intacto.
Pareciera que el paso del tiempo, y el desgaste físico no lo afectan al tenista, que llegó a la final de Roland Garros y Wimbledon este año, dos de los torneos más importantes del circuito.
Al parecer a Roger, le gusta darse sus gustos, por eso prefiere entrenar todos los días, incluidos sábados y domingo. De esta forma, logra quemar las calorías que incorpora al comer pastas o sushi, una de sus debilidades.
Para el desayuno, come panqueques con frutas, jugo de frutas recién preparado y un infaltable café, que lo sirve para mantenerse despierto y con los pies en la tierra.
Sin embargo, en el almuerzo es donde prefiere seguir sus gustos: come pasta, sushi, pizza, carnes, pescados, y hasta fondue de raclette. Lo importante es que aún en días de partido, almuerza de esta manera, sólo teniendo la precaución de hacerlo 2 horas antes del encuentro.
El helado de chocolate, es por excelencia el postre preferido de Federer. También se reconoce un fiel amante de lo dulce, y le gusta acompañarlo con una copita de champagne, algo estigmatizado en el mundo del deporte.
La razón por la que Roger Federer hizo pública su dieta fue para señalar que los grandes sacrificios que hacen los deportistas pueden tener también sus recompensas. Y esperemos, que el US Open lo lleve a lo más alto, así puede festejarlo con su champagne preferido.